Tras hablar de “The Social Dilemma”, de las cosas buenas que tienen las redes, de humanización de marcas, de reputación online e incluso de trolls en el primer artículo, llegamos a un momento en el que nos vamos a cuestionar la forma en que las redes sociales habían transformado nuestras vidas.
¿Han cambiado las reglas del juego?
De repente, desde hace unos meses, Twitter ha introducido una funcionalidad nueva que permite a los twitteros y empresas presentes en la red prohibir las respuestas a sus publicaciones (con algunas excepciones).
Twitter es la red social de los impulsos por excelencia, por eso es la que se utiliza mayoritariamente para estar al día de los temas de actualidad. Quizás por ello y por el anonimato que permite, es la red social de los trolls y de los haters…
Escuchando el “piar” del pajarito azul se puede encontrar perfiles como el del peor cuñado, echando por tierra cualquier twit, dañando la reputación de empresas, haciendo bulling e incluso llegando a amenazar gravemente a personas cualquiera.
Este motivo puede explicar, en parte, la decisión de los ingenieros de la red que, desde muchos puntos de vista, puede acabar de matar a una red social que encadena un lustro de caída en número de usuarios. Aunque, para ser justos, ese descenso de usuarios ha sido motivado por la falta de filtros y la proliferación de perfiles maliciosos. Este sí que es “The Social Dilemma”, mantener la esencia de la red o romper con los principales motivos que les impulsaron a principios de la década, la bidireccionalidad y la libertad de expresión.
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